Cuándo analizar una historia

En la sesión del otro día del Master de guión de la Universidad de Navarra salió el tema de cuándo conviene que entre un story editor en el proceso de desarrollo. Creo que la respuesta es "ni muy tarde ni muy pronto".
Muy tarde es, por ejemplo, a la tercera versión de guión, cuando la guionista está ya saturada de notas puntuales varias de gentes varias, y por tanto psicológicamente poco preparada para que alguien llegue fresco como una lechuga y le replantee cuestiones de concepto.
Muy pronto es, por ejemplo, cuando se te ocurre una idea para una película, o escribes una página de "más o menos iría por ahí". Y entonces llega alguien con el hemisferio izquierdo del cerebro funcionando a toda máquina y pregunta por el tema de la película, o por cuál sería el segundo punto de giro, y entonces te pones a prediseñar la historia para que se atenga a un esquema predeterminado, y pasas todas tus ideas por el filtro de la lógica, y entonces escribes una historia que podía haber escupido un robot.
Un punto medio sería un tratamiento, quizá, cuando ya el hemisferio derecho se ha desmelenado y por intuición, capricho o sentido común ha recolectado una serie de "cosas interesantes" y las ha lanzado ahí, y entonces ya puede darse un análisis a ver qué cabe y qué no, y qué tiene que potenciarse o disimularse.
Hay gente que puede crear y analizar por turnos cuando está escribiendo una historia. Hay gente que crea analíticamente, "prediseñando", y le va muy bien. Y gente que crea por instinto y resulta que acierta a la primera -son los menos.
Como trabajo mejor es cuando se da una tensión entre la artista desmelenada e intuitiva que tira pal monte mientras yo voy tirando pa la ciudad. Porque si la artista tira pa la ciudad, o bien acabamos las dos en un atasco en Gran Vía o bien yo tengo que silenciar mi hemisferio izquierdo y ponerme a tirar pal monte. Que no es por no ir, pero ni es mi trabajo ni se me da nada bien.
Un gráfico de esto de los hemisferios cerebrales, aquí