Ayer terminó el taller de desarrollo de guión organizado por Conacine con la colaboración del Centro Español en Lima. Han participado diez historias muy distintas, de veteranos y noveles, hombres y mujeres, jóvenes y... jóvenes de espíritu, y -es imposible que se me olvide-, de limeños y de gente de otras regiones.
Ha sido agotador, para qué lo vamos a negar. Pero gracias a los debates que surgieron en las sesiones y a la exquisita amabilidad peruana y al verano en febrero y a los tiraditos y al inesperado cielo azul en Lima y a la causa, y al efecto de los chilcanos y al retablo ayacuchano y a Pachakuteq y a la cerveza cusqueña y al horno del jardín, el agotamiento y la afonía me han merecido mucho la pena.
Toda la suerte a Fabrizio Aguilar, Rocío Sierra y Gonzalo Ladines con "Wachi y Tesla", a Fico García y Pilar Roca con "Piel de fuego", a Rocío Lladó con "Teresa, la novia del libertador", a Nilo Pereira con "El testigo", a July Naters con "Malos deseos", a Héctor Mata con "Tres", a Evelyne Pegot con "La hora azul", a Héctor Turco con "Helme", a Hugo Valdez y Ever Sandoval con "Extorsiones" y a Fernando Villarán y Gonzalo Ladines con "Viejos amigos". Toda la suerte, y mi agradecimiento.