Contar historias es tan natural e instintivo para el hombre como comer o dormir. En las cavernas, alrededor de las hogueras, hubo a buen seguro narradores tan geniales como los que hoy amenizan cualquier sobremesa, escriben sus novelas o ruedan sus películas. Y seguramente también hubo pelmazos como los que hoy nos torturan publicando sus libros, escribiendo sus guiones o aburriéndonos en las barras de los bares. Los medios han cambiado, pero las claves de las buenas y las malas historias siguen siendo básicamente las mismas.
Ana Sanz-Magallón (Madrid, 1973), analista y consultora de guión que ha participado en el desarrollo de una treintena de películas y analizado más de mil guiones para las principales productoras cinematográficas españolas, nos presenta ”Cuéntalo bien” (Plot Ediciones), su primer libro, un divertidísimo ensayo sobre las claves que hacen triunfar o fracasar las historias.
Partiendo de conversaciones en cenas, cafés o barras de bar como lugares comunes para la (descacharrante) exposición de anécdotas, la propuesta de Ana nos habla de los mejores modos para conseguir escribir (o contar) “de lo que le gusta a la mayoría de la gente”, aplicando siempre una rotunda y contundente máxima: el sentido común.
Los múltiples puntos de vista de las historias de Medardo, Ramón Cerriles, la madre y el hijo del volcán, Salvador, Camilo y Eduvigis o el niño del disfraz de castor sirven como inmejorable vehículo para contemplar con gozo la iniciación a la escritura, huyendo (porque no toca pero contando con ellos) de los rígidos manuales de “gurús sin producir” y sirviendo de cercana ayuda para el narrador primigenio al que, sin duda, asaltarán las dudas que el libro de Ana expone.
Si ustedes, ávidos e inteligentes lectores, consiguen abordar “Cuéntalo bien” sin dibujar una continua sonrisa en su cara ni dibujándola a menudo sobre sonoras carcajadas, es muy posible que necesiten empezar a escribir.