Personaje y trama

"La atribución de la conducta humana resulta compleja. El actor piensa que actúa en función de las circunstancias del caso concreto. Los espectadores, por el contrario, estiman que actúa así porque es así: -“Siempre haces lo mismo. Eres un… perezoso, egoísta, arrogante, etcétera”. ¿Quién tiene razón? Aun salvando la buena fe del actor, seguramente aciertan los espectadores. (...) En cualquier caso, conviene tener cuidado antes de descalificar a los demás cuando no se portan como debieran. Los hechos externos ahí están, a la vista de todos, pero no sabemos lo que pasa en el interior de sus autores".
Lo he leído en un artículo del sociólogo Alejandro Navas en Diario de Navarra, y me ha hecho pensar en que en el cine desde luego que aciertan, y siempre, los espectadores. El que puede equivocarse es el guionista. En una novela los hechos externos están a la vista de todos, pero también lo está el interior del personaje. En una película sólo juzgamos por las acciones, y ya puede el guionista pensar que su personaje es muy buen tío, ya puede la voz en off del personaje decir que él es muy buen tío y que actúa por altruismo: si lo que hace por altruismo es patear a un niño para que aprenda a defenderse por sí mismo, ese personaje es un cabrón, y punto.
Por eso esas descripciones de personajes que acompañan a un guión de largometraje suelen ser, en el mejor de los casos, redundantes. Por eso es tan difícil crear personajes complejos en el cine. Y por eso, como dice hoy David Muñoz en bloguionistas, "personaje y trama son lo mismo".