Hoy en día, los peores guiones en Estados Unidos son los de cine y los mejores son los de televisión, en series como “Los Soprano”. Esto ocurre porque los guiones televisivos hablan de seres humanos y su comportamiento, no de viajes al centro de la tierra. Los largometrajes para el cine cada vez tienen menos que ver con la buena escritura y más con el espectáculo, así que la importancia del guionista ha declinado. Los diálogos más inspirados en películas-espectáculo son cosas como “Mira, ya viene” o “Corre, corre, corre”. Cuando empecé en este negocio hace treinta años había una crisis de contenido, ahora hay una crisis de forma, con películas en DTH, descargas de Internet, y demás. Pero a medida que las pantallas se hacen más pequeñas –TV, ordenador, móvil- el espectáculo es menos importante, y vuelve la importancia del guionista.
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