Paradojas del guionista

El guionista, más que cualquier otro creador, debe lidiar con paradojas. No es del todo escritor ni del todo cineasta: debe conjugar en uno solo los verbos "leer" y "ver" -habría que hablar más de "ver" un guión que de "leerlo"-. Debe ser estratega y artista, pragmático y bohemio, dócil y díscolo, maleable e intransigente, riguroso y anárquico... Debe saber que las soluciones -cual elusivo punto G- no están donde se creyó hace un día o una hora, que se pueden haber desplazado hacia otras regiones de la imaginación o que muchas veces al remediar unos problemas se plantean otros nuevos. Existen, doy fe de ello, las claves de tipo "ábrete sésamo" que desatan nudos en un guión, pero no se llega a ellas con ninguna técnica ni recorriendo sendas trazadas, sino quitando represas a la imaginación y a la intuición. Y la solución milagrosa de hoy bien puede representar un estorbo mañana...

Miguel Machalski, "El punto G del guión cinematográfico"