Los recortes

Tranquilos, no es que de repente la horrible realidad económica haya entrado en este blog fuguista. Me refiero a los recortes en un guión, generalmente a pocas semanas de empezar el rodaje, cuando alguien mira el plan, el presupuesto, el guión, y menea la cabeza. Ese momento en el que dices: ¿para qué exactamente servía esta secuencia? ¿Qué pasa si se corta?
Suele pasar que siempre sirve para algo. Si no exactamente para "llevar la trama hacia adelante", sí para anticipar algo, para dar un poco de luz en un tramo sombrío de la historia, para revelar algo de un personaje. ¿Y qué pasa si se corta? Pues que se pierde "eso". Una opción habitual es intentar calzar ese "eso" en otra secuencia que no haya caído con los recortes. Pero suele ocurrir que a pocas semanas de rodaje el guionista (si no era el propio director) no está por allí, y si es el director no tiene la cabeza como para concentrarse en reescrituras porque está en la vorágine de la preproducción. Así que aquella frase o acción que se estuvo debatiendo horas en interminables reuniones de desarrollo se va a la basura, y es sustituida por otra frase que se tiene que escribir en media hora e incrustar a martillazos en una secuencia que también llevó varias horas de debate dejar perfecta.
Otras veces la secuencia, con su "eso", se va a la basura sin reencarnarse en otro sitio. Y entonces hay que tener cuidado con que el "eso" no tuviera su eco más adelante en la historia, un eco que ya no tiene ningún sentido y que por eso hay que extirpar. Si no, puede sobrevivir ahí agazapado y de repente, en montaje, toparte con un eco huérfano metiendo un ruido atronador en una secuencia en la que ya no puedes callarlo.
Y en ocasiones, lo que se va a la basura son subtramas enteras, y entonces agradeces esas subtramas que critican los lectores porque van a su rollo, con sus esos y sus ecos, y si las cortas de cuajo la trama principal ni lo nota.
Pero este no es un post quejumbroso sobre lo triste que es la vida y lo dolorosos que son los recortes. No, este es un post con un consejo, que me va a salir un poco marciano, y es el siguiente: Guionista, no quites de tu guión lo innecesario hasta el último momento. Imagina tu guión como un bebé "esencial" perfectamente sano, y después añádele unos encantadores ricitos y ponle guantes. En el último momento seguro que habrá que recortarlo, así que mejor los ricitos que un ojo. Eso, claro, si también vas a dirigir, o si como guionista puedes pulular por ahí en esos últimos recortes. Aunque si no es el caso, también te lo aconsejo: confía en que ya se darán cuenta de qué es imprescindible y qué no, aunque tú no estés por ahí para decirlo. Y si luego te invitan al estreno y te encuentras al bebé tuerto y con ricitos, consuélate pensando que si no fuera por los guantes podría haber perdido los dos ojos.