Lecturas recientes

Gente en la que confío ha recomendado "Salva al gato", de Blake Snyder. Creo que ya hará más de un año que dije en este blog que, si lo leía, lo comentaría aquí. Bueno, pues lo he leído. Vaya por delante que creo que nunca está de más leer manuales, asistir a cursos, enterarse de la opinión de los guionistas sobre la escritura y sus problemas... Y no cabe duda de que "Salva al gato" puede resultar interesante, y que desde luego huye de la pedantería, lo cual es muy de agradecer. Pero a mí, personalmente, se me ha indigestado. Si ese tono enrollado es mi tono, como alguna vez me han dicho, prometo firmemente nunca más volver a utilizarlo. No me gustan las películas que Blake Snyder pone de modelo; ni me gusta la mención constante a por cuánto vendió un guión; ni siquiera creo que su forma de buscar el éxito comercial -que confiesa sin rubor que es lo que se propone, y lo aplaudo- sea la mejor forma de conseguir el éxito comercial. En fin, que será estupendo pero que no me gusta, como no me gustan los percebes ni el caviar. En cambio, y ya que estaba en pleno ataque de lecturas profesionales, estoy disfrutando con "Las paradojas del guionista", de Daniel Tubau. Ya lo comentaré en otra ocasión, pero de momento aquí dejo un par de párrafos hablando de "La Masa":

"El mismo espectador que acepta como verosímiles en el mundo de la ficción los viajes a la velocidad de la luz, un instituto para magos que existe en un plano paralelo al mundo ordinario o una extraña civilización llena de orcos, hobbits y elfos, no aceptará algo tan sencillo como que un hombre normal y corriente pueda arrojar a su enemigo al otro lado de la Quinta Avenida con sólo la fuerza de su brazo. Pero si ese hombre ha sido bombardeado con rayos gamma, entonces sí parecerá razonable que lance a sus enemigos al otro lado de la Quinta Avenida, cuatro calles más allá o al estado vecino, o que recorra Estados Unidos en unos cuantos saltos, como hace ese hombre normal y corriente cuando se convierte en La Masa.

Curiosamente, la inverosimilitud de arrojar a un hombre al otro lado de la Quinta Avenida se hace verosímil gracias a una inverosimilitud mayor, porque, desde el punto de vista de las leyes de la física que rigen nuestro universo, parece más fácil aceptar que un tipo normal y corriente arroje a su enemigo al otro lado de la calle que el que alguien sea bombardeado con rayos gamma y que no sólo sobreviva, sino que además adquiera superpoderes, y que cuando se ponga nervioso el cuerpo le crezca varios metros, y toda su ropa quede destrozada, excepto la parte de arriba de los pantalones, que le sigue cubriendo sus ahora monstruosas vergüenzas".