Lecturas cruzadas

¿Para qué sirve un analista? ¿Es un encuestado sobre el interés de una historia? ¿Un coguionista momentáneo que sugiere mejoras concretas en el guión? ¿Un coach que ayuda a que el autor siga escibiendo y escribiendo bien? ¿Un profesor de la Dramática de Aristóteles en alguno de sus refritos? ¿Una figura de autoridad que puede avalar un guión antes de empezar a pasearlo? ¿Una figura de autoridad que te convence de que "por aquí no vas bien"?
Cuando hay analistas: ¿cuantos más, mejor? ¿cuando hay varios, es mejor si están de acuerdo? ¿o es mejor que surja el debate entre ellos? ¿mejor que escriban sus propios guiones, mejor que no sean ellos mismos guionistas? ¿mejor que conozcan al autor del guión analizado? ¿mejor que lean un guión sin saber de dónde viene?
Hace dos semanas -los viajes me vuelven inconstante con este blog- surgieron todas estas cuestiones y muchas más en el curso de story editors organizado por el CNAC en Caracas. Y no llegamos a conclusiones definitivas ni verdades absolutas.
Fue tan interesante hablar con las Cármenes, con Frank, con Mª Inés, con Ana Cristina, con Liris, con Belén, con Pilar y Gabriela, y con Jimmy, que si la vida fuera no nos reclamase, creo que podríamos seguir hablando y hablando de historias diferentes y no llegar a LA conclusión definitiva. Y es que, por fortuna, nuestra "ciencia" sigue siendo una ciencia del depende, del según, y cambia con cada cuento y con cada forma de echarlo.