Auditando el tiempo

Uno de mis buenos propósitos de septiembre era escribir aquí con más frecuencia, cosa que por supuesto no he hecho porque, en fin, pues porque la vida me lleva. Pero ahora, con el nuevo año y tal, me he propuesto algo aún más ambicioso y que necesita de más perseverancia: apuntar en un documento de word (mi paso por el mundo oficinil no me reconcilió con los excel) los proyectos en los que trabajo, el tiempo que invierto en cada uno, y lo que cobro o cobraré. Para hacerme una idea, más o menos, porque si hoy me preguntan no sabría calcular.

De momento lo he cumplido a rajatabla porque, claro, llevamos dos semanas de 2014. Así que he puesto "Enero", y debajo una lista de títulos, y un número: las horas dedicadas. A veces es muy fácil, porque son dos horas de reunión y alguna más para prepararla, y alegremente redondeo. Pero luego empiezan las dudas. Porque, claro, para ese proyecto tan interesante no tuve más remedio que documentarme viendo la tercera temporada de una serie que me encanta. ¿Lo cuento como 12 horas laborales? Y el skype con aquella productora amiga mía, que duró siglo y medio, ¿cuenta como siglo y medio de trabajo aunque básicamente nos contáramos nuestras impresiones sobre esas pelis que podían servir de referente? Por no hablar del rato que me pasé viendo vídeos de youtube que me ayudaban a meterme en el mundo de una historia que tenía que comentar; o la búsqueda de aquel artículo que leí una vez y que venía muy a cuento. Y los links, sugerencias y pijaditas que nos enviamos los que estamos metidos en el desarrollo de una serie y que son una especie de e-brainstorming. Y el rato que estuve haciendo fotos en vacaciones porque el sitio podía ser una localización para esa misma serie.

He decidido que no voy a contabilizar esos minutos, y eso que son imputables a un proyecto concreto. Porque todas las charlas sobre Creative Europe que he tenido este fin de semana en casa de unos amigos son más difíciles de contar como trabajo, o los posts de bloguionistas o demasiadovioleta, con los que aprendo mucho pero que lleva su tiempo leer, o ese horror de película que me tragué en el cine para "tomar el pulso a la audiencia".

Imagino que le pasa a cualquier freelance que trabaje en algo creativo, que si piensa en su vida resulta que es casi todo trabajo. Y en la ducha trabaja y en el metro mira a la gente y trabaja y si lee la prensa o va a una exposición saca una idea que puede ir bien para algo del trabajo.

Y he pensado en abrir un nuevo documento de word para apuntar diariamente el tiempo que duermo, me voy de compras, ordeno calcetines o me tomo cañas con gente con la que no hablo de historias, y restarlo de 24, que supuestamente son las horas del día aunque ahora dicen que tiene 16, y ver qué pasa. Parece un poco inútil, pero si muchos más autónomos solteros se animasen, seguro que salían datos de record Guinness. Esto, como las dietas, tiene pinta de que va a ser más fácil si no lo haces solo, así que si alguien se apunta, que me cuente.

Hala, pues me pongo a leerme un guión. Casi una hora escribiendo estas líneas. Que son, por supuesto que son, una hora de trabajo.