Para compensar lo filosófico del post anterior, aquí va un pasatiempo cinéfilo: ¿cuántas películas puedes identificar en este video de un minuto? http://www.openculture.com/2012/02/name_that_movie_26_films_in_one_anima... Gracias, Ximena Maier |
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Aquí va una conferencia muy interesante de Tyler Cowen sobre las consecuencias de esa tendencia humana a pensar en términos narrativos. Por ejemplo: Cuidado cuando te cuentan algo que daría para hacer una buena película. Posiblemente te están contando una ultrasimplificación. El vídeo está en inglés pero aquí va una traducción (mía, y bastante horrible) que es lo más largo que he colgado nunca en este blog. Me dijeron que viniera a contaros historias, pero lo que me gustaría hacer, en vez de eso, es contaros por qué desconfío de las historias, por qué me ponen nervioso. De hecho, cuanto más me inspira una historia, más nervioso me pone. Las mejores historias son a menudo las más tramposas. Lo bueno y lo malo de las historias es que son una especie de filtro. Cogen un montón de información, dejan parte fuera, y se quedan con parte. Lo que ocurre con este filtro es que siempre se queda con las mismas cosas. Al final te quedan siempre las mismas, pocas historias. Dicen que todas las historias se pueden resumir en "Un forastero llegó a la ciudad". Hay un libro de Christopher Booker que dice que sólo hay siete tipos de historia. Monstruo, de pobre a rico, búsqueda, viaje y retorno, comedia, tragedia y renacimiento. No tienes que estar totalmente de acuerdo con esta lista, pero la cuestión es: si piensas en términos narrativos, te estás contando lo mismo una y otra vez. ¿Así que cuál es el problema de fiarse demasiado de las historias? Que ves tu vida de esa manera en vez de verla como el caos que debería ser. Pero más específicamente pienso en unos cuantos problemas que ocurren cuando pensamos demasiado en términos narrativos. Un tipo de historias muy populares son las películas de Oliver Stone o Michael Moore. No puedes hacer una película y decir: "Todo fue un accidente". No. Tiene que ser una conspiración, gente tramando cosas, porque las historias hablan de intención, de voluntad. Una historia no trata del orden espontáneo ni de instituciones humanas complejas que son producto de acciones humanas pero no del diseño humano. No, una historia es sobre gente mala conspirando. Oyes historias sobre conspiraciones, o incluso sobre gente buena tramando cosas, justo como en las películas. Esto, de nuevo, es un motivo para desconfiar. ¿Cómo saber cuándo hay que ser especialmente desconfiado? Cuando oyes una historia y piensas, "Eh, eso sería una buena peli". Eso es cuando la reacción uh-oh debería asomarse, y deberías empezar a pensar más en términos de cómo posiblemente la cosa sea un poco más caótica de lo que parece. Otra historia común: la idea de que "tenemos que ponernos duros". Lo oyes en tantos contextos.. "Tenemos que ponernos duros con los bancos" "Tenemos que ponernos duros con los sindicatos" "Tenemos que ponernos duros con ese otro país, ese dictador, alguien con quien estamos negociando". No digo que "no haya que ponerse duros". A veces sí, como con los nazis. Pero es una idea en la que caemos demasiado a menudo. Cuando no sabemos realmente por qué algo ocurrió, echamos la culpa a alguien y decimos "Tenemos que ponernos duros", como si a quien te precedió no se le hubiera ocurrido la idea de ponerse duro. Lo veo como una especie de pereza mental. Es una historia sencilla que contar: "Tenemos que ponernos duros, tenemos que ponernos duros". Debería ser una señal de alarma. Otro tipo de problema con las historias es que sólo puedes retener unas cuantas al mismo tiempo, o a lo largo del día o incluso de una vida. Así que las historias estám sirviendo muchos propósitos distintos. Por ejemplo, sólo para levantarte de la cama por la mañana debes contarte la historia de que tu trabajo es realmente importante. Y puede que lo sea, pero yo me cuento esa historia cada mañana incluso cuando no lo es. ¿Y sabes qué pasa? Que la historia funciona. Me saca de la cama. Es una especie de autoengaño, pero el problema llega cuando necesito cambiar esa historia. La gracia de esa historia es que me saca de la cama, y yo la creo y la mantengo, y me saca de la cama. Así que cuando estoy haciendo algo que realmente es una pérdida de tiempo, en mi caos de vida, estoy demasiado atado a mi historia, la que me sacó de la cama, e idealmente yo debería tener un complejo mapa narrativo en mi cabeza, con combinatoria, con matrices de cálculo, y demás. Pero no es así como funcionan las historias. Las historias, para funcionar, deben ser sencillas, fáciles de entender, fáciles de contar a otro, fáciles de recordar. Así que las historias servirán propósitos dobles y opuestos, y muchas veces nos perderán. Yo pensaba que en el campo de los economistas, yo era uno de "los buenos", y que luchaba contra las ideas de "los malos". Solía pensar eso. Y probablemente me equivocaba. A veces puede que sea de los buenos, pero en algunas cuestiones me he dado cuenta de que no lo era, aunque no fuera uno de los malos por tener mala intención. Una cuestión interesante acerca de los prejucios cognitivos -está muy de moda hablar de ello en los libros, de las maneras como nos equivocamos- es que estos libros no identifican lo que, para mí, es la forma fundamental en la que nos equivocamos, que es que nos contamos demasiadas historias, que las historias nos seducen en exceso. ¿Y por qué esos libros no nos lo cuentan? Pues porque los mismos libros son historias. Cuantos más libros de esos leas, aprendes algo acerca de algunos prejuicios, pero haces que tus otros prejuicios vayan a peor... Así que esos libros son parte de tus prejuicios cognitivos. A veces la gente los compra como un talismán: "Compré este libro así que ya no seré predeciblemente irracional". Es como la gente que quiere oír lo peor, de forma que psicológicamente puedan prepararse para ello, o defenderse. Por eso hay un mercado tan grande para el pesimismo. Pero pensar que comprar el libro te lleva a algún lado posiblemente sea una falacia mayor. Es la evidencia que muestra que la gente más peligrosa es la que tienen cierto conocimiento financiero. Son los que cometen los mayores errores. En cambio, la gente que se da cuenta de que apenas sabe nada acaba haciéndolo bastante bien. Un tercer problema con las historias es que la gente nos manipula utilizándolas. Todos pensamos que la publicidad sólo funciona para otra gente, pero no es así. La publicidad funciona para todos, así que si estás demasiado apegado a las historias lo que ocurre es que llega la gente que vende un producto, y lo envuelve con una historia. Piensas: "Mira, una historia gratis", y acabas comprando el producto porque el producto y la historia van juntos. Y si piensas en cómo funciona el capitalismo, hay un condicionamiento aquí: Vamos a pensar en dos historias sobre coches. La historia A es "Compra este coche, tendrás parejas guapísimas y una vida fascinante". Hay mucha gente que tiene un incentivo económico, una motivación para propagar esa historia. Pero piensa que la historia alternativa es "No necesitas un coche tan guay como tus ingresos podrían indicar. Lo que generalmente haces es mirar a tus colegas y copiarles. Eso va bien para un montón de cosas, pero respecto a coches, simplemente compra un Toyota". Puede que Toyota tenga un incentivo, pero Toyota saca más dinero de los coches de lujo y menos de los coches más baratos. Así que si piensas en qué historias acabas escuchando, acaban siendo las de glamour, las seductoras, y de nuevo te aconsejo que no te las creas. Es gente que usan tu amor por las historias para manipularte. Da un paso atrás y piensa: "¿Cuáles son los mensajes, y cuáles son las historias que nadie tiene un incentivo, una motivación económica para contar?", y empieza a contarte esas historias, y fíjate en si alguna de tus decisiones cambia. Es una forma sencilla -nunca puedes librarte de la costumbre de pensar en función de historias- pero puedes mejorar tu forma de pensar "con historias" y tomar mejores decisiones. Si pienso en esta charla, me pregunto, claro, qué sacaréis de ella. Qué historia os llevaréis de Tyler Cowen. Una posibilidad es la gesta: Tyler vino y nos contó que no hay que pensar tanto en términos narrativos. Esta es una historia que podríais contar acerca de esta charla. Entraría en un esquema bastante conocido. Lo recordaríais. Se la podríais contar a otra gente. Otra posibilidad es que contárais una historia de "renacimiento": podríais decir: "Solía pensar en términos narrativos, pero entonces escuché a Tyler Cowen y ahora pienso menos en términos narrativos". Esto, también, es una historia que podéis recordar, puede ser comprensible. También podríais contar una historia de profunda tragedia: "Este tipo, Tyler Cowen, vino y nos contó que no había que pensar en términos de historias, pero todo lo que pudo hacer es contarnos historias acerca de cómo otra gente piensa demasiado en términos de historias". Así que, hoy, ¿qué tipo de historia es? ¿Gesta, renacimiento, tragedia? ¿Una combinación de las tres? No sé, ni vengo a deciros que tiréis el reproductor de cds y los libros de Tolstoi. Pensar en historias es fundamentalmente humano. Hay unas memorias de García Márquez, "Vivir para contarla", que dice que usamos las historias para sacarle un sentido a lo que hemos hecho, dar un significado a nuestra vida, establecer conexiones con otra gente. Nada de esto desaparecerá, debería desaparecer ni puede desaparecer. Así como alternativa, en los márgenes -de nuevo, no hay que quemar a Tolstoi- simplemente sé un poco más caótico. Si yo tuviera que vivir todos esos viajes, búsquedas y batallas, me sentiría tan agobiado... Porque, ¿por qué no puedo vivir mi vida en su caótica y normalísima -dudo en usar la palabra- "gloria"? |
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En la sesión del otro día del Master de guión de la Universidad de Navarra salió el tema de cuándo conviene que entre un story editor en el proceso de desarrollo. Creo que la respuesta es "ni muy tarde ni muy pronto". |
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Tranquilos, no es que de repente la horrible realidad económica haya entrado en este blog fuguista. Me refiero a los recortes en un guión, generalmente a pocas semanas de empezar el rodaje, cuando alguien mira el plan, el presupuesto, el guión, y menea la cabeza. Ese momento en el que dices: ¿para qué exactamente servía esta secuencia? ¿Qué pasa si se corta? |
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"Vigila tus pensamientos, porque se convierten en palabras. |
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My favourite Christmas song. "...happy Christmas your arse I pray God it's our last". From Wikipedia: On December 18, 2007, BBC Radio 1 put a ban on the words "faggot" and "slut" from "Fairytale of New York" to "avoid offence". The words, sung as Kirsty MacColl and MacGowan trade insults, were dubbed out. MacColl's mother, Jean, called the ban "too ridiculous", while the Pogues said they found it "amusing". The BBC said: "We are playing an edited version because some members of the audience might find it offensive". Later that evening Radio 1 backed down and said that after a day of criticism from listeners, the band, and MacColl's mother, they reversed the decision. In his Christmas podcast, musical comedian Mitch Benn commented that "faggot" was Irish and Liverpudlian slang for a lazy person, and was unrelated to the derogatory term for homosexuals |
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Acaba de terminar mi charla en el Master de guión de la UPSA, una visita salmantina que ya va siendo tradicional. Gracias desde aquí a los asistentes, por asistir -imagino que es obligatorio- y por participar, que no lo es tanto. |
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- ¿Puedo hacerte una consulta profesional? |
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El próximo jueves 1 de diciembre, en Bilbao, charlaremos sobre el trabajo de lectores, analistas, story editors y script doctors. |
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El 25 y 26 de noviembre, encuentro de guionistas en Madrid organizado por el Master de guión de la UNAV, con el título: "El guion de televisión y cine en España: ¿Rémora o tabla de salvación?". |
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