Según David Mamet, y refiriéndose al cine de su país, los guiones son tan malos porque... “el puesto de acceso a los estudios de cine es el lector de guiones. Se permite a los jóvenes recién salidos de los rigores del mundo académico mendigar un empleo que consiste en resumir guiones. Estos resúmenes serán empleados por los de arriba en sus deliberaciones. Estos neófitos captan enseguida las dos opciones: confórmate o muere. La conformidad tiene que ver con deducir lo que tal vez guste a los estudios y crearles la ilusión de que el empleado abnegado, ciñéndose rigurosamente al proceso mecánico de desbroce, puede proporcionárselo” (de "Bambi contra Godzilla") |
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Alguien escribe sobre los problemas de su guión, y explica por qué le vendría bien un asesor/consultor/story editor. Pero con otras palabras. Cito textualmente: “La estructura dramática del relato también resulta perfectible para lograr un crecimiento más efectivo del conflicto que moviliza la historia (...) Una instancia de objetivación profesional puede hacer crecer el relato dramático del film a partir de la complejización de las contradicciones del mundo íntimo del personaje central”. |
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He pasado diez días trabajando con un impresionante grupo de profesionales: diez guionistas y ocho asesores con trayectorias varias, desde modestos story editors como yo, hasta la montadora de La boda de mi mejor amigo o Apocalypse Now, o el guionista de Hook... Ha sido un taller tan interesante como intenso, y de lo más recomendable. Más información en: Mi conclusión personal, aunque no sea nada nuevo, es que hay miles de historias que contar, y miles de formas posibles de contar cada una de ellas. Todo autor debe encontrar su propio camino, y a veces sólo cuando sales de viaje descubres dónde quieres llegar. Esto tan solemne viene a decir, en castellano de a pie, que al escribir no hay que temer perderse, desandar lo andado, o abandonar la autopista para ver adónde lleva el camino de cabras. No hay que aferrarse a la ruta prefijada, ni tampoco perder tanto el Norte que ya te dé lo mismo dónde vas. En encuentros como los de eQuinoxe, es un gustazo toparse con tanta diversidad de escritores, historias, formas de trabajar. Yo he vuelto a casa inspirada, agradecida y contenta. Qué más se puede pedir. |
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Ayer se estrenó en el Festival de Málaga la película de Mar Coll, "Tres días con la familia". Hoy la crítica la pone por las nubes, lo cual no es muy sorprendente porque el pase de prensa acabó con aplausos... Mar, de 28 años, ha sabido mantener "eso" que tenía su guión -y antes, su tratamiento- que lo hacía original, auténtico, y profundamente emocionante pese a su contención y minimalismo. Una joya. |
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Acabo de volver de un fin de semana en el festival de Málaga. He visto la película del estupendo Chicho Durant, "El Premio", una producción peruana -hecha con 200.000 euros- acerca de un maestro de un pueblo de los Andes que gana la lotería. Estaba en Territorio latinoamericano. La sala estaba llena y a Chicho, la noche de la proyección, le pararon por la calle bastantes señoras para que les asegurase que el final -abierto- era un final feliz en realidad. Se estrena el 30 en el Perú, y espero que tenga toda la suerte que merece. |
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No quiero ponerme exquisita con esto del formato, pero es que hay cosas de sentido común. Cualquiera que lea: RAMÓN sobreentenderá que lo dice enfadado. Por tanto no hace falta indicar RAMÓN |
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Intensísima semana en Tarrasa, en un taller de guión (www.four4corners.com) con participantes búlgaros, eslovenos, de Latvia -no me sé el gentilicio- y de procedencias menos exóticas para mí como Inglaterra o Grecia. Sesiones de desarrollo de guión, conferencias, proyecciones, las inevitables cervezas al acabar la jornada... Me encantó escuchar el infierno que supuso el desarrollo de "La joven de la perla", según contó su director Peter Webber con impagable humor inglés. El taller coincidía en Tarrasa con el Base Film Festival, con María Ripoll, Vigalondo, Santiago Zannou, y otra gente a la que no me encontré pero que estar estaban. Y culminó con una de esas fiestas de la Escac de las que dejan huella... |
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Hoy en día, los peores guiones en Estados Unidos son los de cine y los mejores son los de televisión, en series como “Los Soprano”. Esto ocurre porque los guiones televisivos hablan de seres humanos y su comportamiento, no de viajes al centro de la tierra. Los largometrajes para el cine cada vez tienen menos que ver con la buena escritura y más con el espectáculo, así que la importancia del guionista ha declinado. Los diálogos más inspirados en películas-espectáculo son cosas como “Mira, ya viene” o “Corre, corre, corre”. Cuando empecé en este negocio hace treinta años había una crisis de contenido, ahora hay una crisis de forma, con películas en DTH, descargas de Internet, y demás. Pero a medida que las pantallas se hacen más pequeñas –TV, ordenador, móvil- el espectáculo es menos importante, y vuelve la importancia del guionista. |
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Tengo frente a mí un guión que debería haber leído hace unos días. Miro la portada, con su tan familiar courier negrita: el título, el nombre del autor, y un dato escalofriante: “versión 17”. No tiene nada de malo que alguien reescriba su guión diecisiete o veinte veces. Tampoco es un reclamo que anime a leerlo. A mí, personalmente, me hubiera bastado con “Versión marzo 2009”. Como las actrices en los saraos: “¿Sí, estoy bien? Gracias... Pues me he puesto lo primero que he pillado” |
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De un artículo de Frank Cottrell Boyce (guionista de “24 Hour Party People”) |
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